martes, 14 de abril de 2009

La elección del parto natural en los hospitales crece en Galicia

El objetivo es lograr una atención «lo menos medicalizada posible», explica el director del Virxe da Xunqueira
El programa de humanización del Sergas lleva a embarazadas de toda la comunidad hasta Cee y O Salnés

La mujer gallega empieza a tomar decisiones sobre su propio parto. Elige la postura en que quiere alumbrar, la intensidad de la luz y hasta la música del paritorio. Muchas optan por un proceso natural, sin intervención médica y con la única ayuda de una matrona, siempre de que se trate de un nacimiento sin complicaciones.
El parto natural no es posible en toda la red del Sergas, pero sí en los dos centros piloto en que funciona el Proxecto de Atención ao Parto: los hospitales de Cee y O Salnés. En este último, los nacimientos pasaron de 588 a 632 en el último año, al hilo del nuevo programa. Cincuenta madres de otras áreas de la comunidad (sobre todo A Coruña, Santiago y Vigo) parieron también en este enclave para beneficiarse de sus prestaciones. El incremento de la demanda en un solo año de programa se sitúa en torno al 10%.
El 60% de las usuarias cumplimentaron un plan de parto personalizado, en el que optan, por ejemplo, por usar la bañera de dilatación. Con una salvedad: la de O Salnés no da abasto, por lo que hay madres que se quedan sin poder utilizarla. Otras gestantes eligen técnicas de relajación (música, luz, ambiente, decoración) para facilitar la fase previa a la expulsión.
Yolanda García, la supervisora de las matronas, destaca que «lo primordial es que las mujeres tengan capacidad de decisión sobre su parto y que sea lo más humano posible». Cree además que «el concepto de gestación natural es muy etéreo. Lo ideal es intervenir lo menos posible, garantizando siempre la salud del niño y de la madre».
Reducir el intervencionismo
Francisco Pazos, director del Virxe da Xunqueira de Cee, explica las líneas básicas de este modelo: «Casi todas las madres que acuden al hospital optan por el parto natural, que busca dar a la matrona el verdadero rol que le corresponde, devolver el protagonismo del proceso a la pareja, reducir el intervencionismo sin perder un ápice de seguridad y, en definitiva, seguir los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que reclama una atención lo menos medicalizada posible».

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