Melé critica los modelos educativos tradicionales
que solo buscan preparar «técnicamente a las personas» para competir,
insta a recuperar las humanidades «que llevaban a otro tipo de
civilización» y aboga por modelos que ayudan a formar personas «libres,
creativas y capaces de relacionarse bien con los demás».
nieves garcía gálvez | ibiza
Tras 30 años trabajando en banca tradicional, Joan Antoni Melé ha pasado
los últimos siete desarrollando la banca ética en España. En estos
momentos lleva a cabo esa labor en Latinoamérica e imparte cursos no
solo sobre «una nueva economía basada en el ser humano y la banca
ética», sino también de «humanidades y educación». A través de su
empresa Taller de Conciencia realiza actividades de autoconocimiento y
transformación personal orientados a personas que «quieran hacer un
cambio personal para luego llevarlo a su trabajo y conseguir otro tipo
de empresas más responsables». En el año 2009 publicó el libro ´Dinero y
conciencia. ¿A quién sirve mi dinero?´.
-´¿Personas o
marionetas? La educación es la clave' es el título de su conferencia.
¿Cree que los modelos de enseñanza tradicionales forman títeres?-Sinceramente sí. Estamos educando a las personas de forma clónica, todos igual, como autómatas.
Hay
una obsesión por el informe PISA, que dice si vamos mal en matemáticas,
ciencias y en gramática, que elabora una organización empresarial
europea y que basa el éxito solo en tener gente técnicamente preparada
para que al acabar los estudios encuentre un trabajo y sea rentable a
las empresas. Pero aquí no hablamos de seres humanos, de formación
humanista.
-¿Y quién ha dicho que son más importantes las matemáticas que tocar el piano, pintar un cuadro o escribir poesía?-Se llamaban humanidades porque venían del humanismo, nos hacían humanos, nos llevaban a otro tipo de civilización.
-¿Y cómo eso nos lleva a ser marionetas, como dice?-Preparamos
a la gente técnicamente con el miedo de que si no, no encontrarán
trabajo, educamos basándonos en el miedo y la competitividad, y estamos
creando gente que se puede manipular. Yo entiendo que la educación debe
preparar a la gente para que sea libre; no de hacer lo que le dé la
gana, sino para que no le condicionen ni los miedos, ni las codicias ni
el subconsciente, para poder decidir de otra manera. Y para eso se
requiere una formación humanista que no se está dando; se educa solo en
la parte intelectual, de conocimientos. Hay que saber repetir los
conocimientos y ya has triunfado, y entonces tienes gente autómata, por
eso lo de títeres o marionetas.
-¿Y en qué debe basarse la educación que forme personas?-Se
tiene que buscar una educación que contemple la armonía entre enseñar a
pensar, enseñar educación emocional, a sabernos relacionar de otra
manera unos con otros, y eso se hace sobre todo a través de la educación
afectiva y de la educación de la voluntad, pero justo esto empieza al
revés.
-¿Qué quiere decir?-Cuando un niño es
pequeño hay que educarle en la voluntad, no en una educación intelectual
prematura. Hay que educar la voluntad, los hábitos, y luego dar
importancia a la educación emocional.
También hay que enseñarles a
leer y a escribir, pero no prematuramente, como se hace en España, y
que forma parte de esa competitividad, el que cuanto antes aprendan
mejor. En Finlandia, por ejemplo, que es un país de referencia, empiezan
a leer y escribir a partir de los 7 años.
-¿Y no es mejor que lo aprendan cuanto antes?-¿Pero
mejor para quién? Cuanto más listos y preparados, podrán competir
mejor, pero al resto también los preparan más, y entonces todo el mundo
está compitiendo y eso es insostenible. Cada vez hay gente más preparada
y competitiva y la sociedad tiene más problemas medioambientales,
económicos... Esta gente no está solventando los problemas del mundo; yo
diría que los están creando. Entonces hay que pararse a pensar un poco
qué queremos para nuestros hijos y qué futuro queremos en el mundo. Y en
base a eso, educar es preparar para que los jóvenes puedan aportar
todas sus capacidades, no para que se adapten a un modelo que no
funciona.
-¿E interesa formar personas? Porque quizás es más fácil de llevar una sociedad de marionetas.-Claro,
pero es que uno tiene que decidir qué quiere para sus hijos. Lo que
pasa es que los padres son fácilmente asustables; si tu hijo no está
preparado, no encontrará un trabajo, con lo difícil que está todo. La
clave es el miedo, la amenaza. Y ya de pequeños están pendientes de las
notas, los estudios, los exámenes, la carrera, el máster... Pero mucha
gente sigue sin trabajo y los que lo tienen están amargados de la vida.
Es una realidad. Gente que viva una vida coherente y con sentido,
encuentro poca. Y para mí la clave es la educación, educar íntegramente
al ser humano para que de adulto sea libre, creativo y capaz de
relacionarse bien con los demás; un ser humano integral.
-¿Y cómo conseguir que los padres cambien la mentalidad quizás tan inculcada que tienen?-Por
eso hay que intentar difundir que hay otros métodos de educación, que
se pueden hacer las cosas de otra manera, y luchar contra el miedo. Hay
otros modelos que funcionan, pero por desgracia estamos en un país en el
que la educación no es libre; el Estado sigue decidiendo cuál es el
modelo educativo, a qué escuelas subvenciona... Y eso que me parece
inaudito.
-¿Por qué?-El Estado lo que tiene
que hacer es garantizar una buena educación. Los padres deciden qué tipo
de educación quieren; ya que pago mis impuestos, a ver si no puedo
decidir la escuela que quiero para mis hijos. Y hay modelos, ya digo,
que están funcionando [en otros lugares del mundo], y este tipo de
escuelas que eran privadas, las han aceptado como públicas debido al
éxito que están teniendo.
-¿Cuáles son estos modelos de los que habla?-El
que mejor conozco y que yo promuevo es la pedagogía Waldorf, que ha
triunfado en todo el mundo. También oigo hablar muy bien de la línea
Montessori. Son dos líneas pedagógicas que tienen una visión más
integral del ser humano. La que yo conozco se adapta muy bien a la
cultura de cada lugar, respeta el ritmo de cada niño, que es diferente
porque cada niño es diferente, y por tanto no puedes marcar pautas
uniformes, porque aquí ya has generado el problema.
-¿Y cómo se trabaja?-A
través del arte, de una serie de cosas, enseñan al niño a ser él mismo.
Educar es acompañar al niño para que llegue a ser él mismo, para que
pueda desarrollar sus capacidades, no las que alguien ha dicho que son
las estándar o las que hay que tener. Y el niño será fantástico en
música o pintura y en otra cosa será más malo, pero no pasa nada, es su
vida, su destino. Él tiene que ser plenamente feliz y ser capaz de
desarrollar todo esto y estar en el mundo con sus capacidades.
-El alumno tiene que ser el centro del sistema.-Por
supuesto. Es que el alumno tiene que ser el centro del sistema
educativo y el ser humano, el centro de la economía. Esto no lo debemos
perder de vista. En la economía solo se habla de beneficios y
crecimiento, pero las personas, los seres humanos, ¿dónde estamos? Y en
la educación es igual. No sé por qué hablamos del informe PISA, que lo
metan en un cajón, ya no digo que lo quemen porque me llamarían
terrorista. Pero están hablando solo de preparar a la gente técnicamente
para la producción, el consumo y ganar dinero. Y siempre que hablemos
de competir habrá quien en esta lucha perderá. Yo creo que deberíamos
ser un poco más humildes, parar y decir: «¿Realmente estamos haciendo
las cosas bien?». Y más viendo cómo están las cosas, el fracaso escolar,
la agresividad infantil, el acoso escolar, el tema de la
drogadicción...
-¿Porque esto es fruto de la educación que estamos dando?-Por
supuesto. Políticos o banqueros corruptos hace cuatro días eran críos
pequeños encantadores que jugaban en el colegio o en su casa. ¿Cómo los
hemos educado para que salgan así? Porque no han sido cuatro que han
salido mal, ha sido lo general del país. Hay que reflexionar a fondo, no
dar respuestas mecánicas. Lo estamos haciendo mal, vamos a ver otros
modelos que están funcionando e intentar aprender un poco. Pero esto no
le corresponde al Gobierno, la educación debería dejarse en manos de los
profesionales, los maestros y profesores, y de los padres que son los
afectados.
-¿En qué situación se encuentran los profesores?-No
tienen libertad, cada vez se les imponen más corsés: tienen que pasar
el día haciendo informes, esto lo pueden hacer, esto no. Pues enseña tú,
que probablemente el político que lo dice en su vida ha dado clase en
un colegio.
-¿Qué papel que debe jugar la creatividad en la enseñanza?-Es
fundamental. Esto entra en la primera etapa de la vida. En los primeros
años, cuando educamos la voluntad, la actividad, en el fondo educamos
la bondad, pues el niño pequeño aprende que los demás se necesitan y que
ser bueno es ser activo, hacer cosas por los demás. En muchos colegios
[de estas pedagogías alternativas] los niños de 5 y 6 años ayudan a los
de 2, 3 y 4 a cosas que ellos no pueden; entonces el mayor se siente
feliz porque está ayudando y el pequeño ya espera a ser adulto para
ayudar. Les enseñan a hacer pan y pasteles, a cuidar un huerto, a fregar
el suelo...
Es decir, imitando a los adultos el niño se da cuenta
de que él puede actuar en el mundo y que todo lo que hace es útil a los
demás. Esta es la educación clave en los primeros años de vida.
-¿Y después?-Luego
ya vendrá aprender a leer, cuando llega la edad y además entienden lo
que leen. Pero la creatividad empieza de pequeño, cuando un niño no
tiene miedo se le enseña a hacer cosas. Ser activo en el mundo es la
manera de perder el miedo y fomentar la creatividad.
-¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en la creatividad de los niños?-A
los niños se les están dando demasiadas imágenes acabadas, demasiada
televisión, vídeos, juegos, maquinitas... y eso mata la creatividad. A
un niño hay que explicarle cuentos, no verlos por televisión, porque
interiormente él crea imágenes y de adulto esto será una capacidad
imaginativa de crear nuevas cosas. Hay niños que a los dos y tres años
les dan tabletas y eso es una barbaridad. Aquí vamos a dar un ordenador a
cada niño, pero ¿qué vas a hacer con esto?
Incluso se ha llegado a
la brutalidad de decir que no hace falta que aprendan a escribir; esto
es una monstruosidad pedagógica porque con el dominio de la escritura el
niño desarrolla el carácter. Pero todo es que el niño tenga que hacer
el mínimo esfuerzo.
-¿Y qué conlleva todo esto?-Al
final tendremos máquinas que enseñan a máquinas, y el ser humano
quedará reducido a un títere, a una marioneta. Perdemos el poder humano
que tenemos. Pero esto ya estaba, recuerdo el libro ´Un mundo feliz´ de
Aldous Huxley que pronosticaba un futuro así, y yo no lo quiero. Y voy a
intentar luchar, como muchísima gente, para que el ser humano pueda ser
libre, capaz de amar y de hacer cosas por los demás, creativo y vivir
otro tipo de vida. Es posible, hay gente que lo está haciendo, por lo
tanto no es ninguna utopía, lo que pasa es que depende de hasta dónde se
quiere comprometer cada uno.
Extraido de: http://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2015/06/30/educamos-miedo-competitividad-creamos-gente/777771.html