miércoles, 30 de marzo de 2011

EL SIGNIFICADO REAL DE LA MEDITACIÓN

Esta mañana vamos a hablar del verdadero significado de la meditación. Hay muchas quejas en el mundo del ocultismo respecto a la meditación. Muchos aspirantes dicen que parece que no logran meditar, o que no saben como, o que no saben si están meditando realmente o no, o que no pueden sostener la mente enfocada, etc. Para empezar, necesitamos aprender qué es meditar, para poder desarrollar una mayor claridad mental al respecto y aprender a hacer un mejor uso de este principio, para que nos ayude en el Sendero del Retorno.


La corriente oriental de pensamiento nos dice que uno ha de llevar a cabo muchos ejercicios de concentración. Una forma de hacerlo es dar al aspirante un objeto sobre el que ha de concentrarse. Esto rara vez funciona. La mente occidental no suele fascinarse lo suficiente con un objeto singular como para que la atención distraída de la mente no tenga que volver una y otra vez al objeto. Las mismas fuentes Orientales nos dicen que la meditación no sucede hasta que el aspirante ha desarrollado un alto grado de concentración.



En nuestro trabajo, el desarrollo de la concentración y la meditación del aspirante siguen una ruta diferente. Por eso hay tantos símbolos en este trabajo. Los Adeptos del pasado conocieron los principios de la consciencia y los usaron para ayudar a los aspirantes a tratar con su propia consciencia. En la Tradición Occidental usamos cierto tipo de símbolos, grifos sintéticos e imágenes pictóricas para educar al aspirante en el arte de la concentración y la meditación, pero el adiestramiento es diferente al realizado por otras escuelas en el pasado e incluso quizá en el presente. Carl Jung se aproximó a la idea del empleo de lo símbolos de forma maravillosa y ayudó a que muchas personas emprendiesen el sendero espiritual al descubrirles el poder del uso de los símbolos. No debiera sorprendernos que los símbolos tuviesen tal poder, usados con propiedad. Soñamos con imágenes pictóricas, que son símbolos. El habla es un símbolo de segundo orden. Primero tenemos una idea sin forma, luego la consciencia le da una forma. Este es su símbolo básico o raíz. El pensamiento le da su forma, y después usamos unas pocas palabras para comunicar la forma o la imagen pictórica que estamos sosteniendo. El habla es bastante indirecta en cuanto a su capacidad de decirnos lo que es la mente y la consciencia, lo que ésta puede hacer y, ciertamente, en cuanto a su habilidad para ayudarnos a concentrarnos y meditar. Al fin y al cabo, nuestra consciencia permanece aún en un estado en el que merodea indisciplinada, bastante parecido al animal.



Normalmente, la mente deambula pensando sobre qué pasó ayer y qué puede pasar mañana. Salta de un lado a otro, porque asocia ideas. Raramente permanece en un solo rail. Pero cuando un científico está llevando a cabo un experimento, su consciencia permanece bastante enfocada: ¿por qué? Tomad nota: ¡ESTÁ INTERESADO!



Este es uno de los secretos principales sobre como usar la consciencia en la meditación. Es vital respecto de nuestro logro espiritual. El científico está interesado y puede trabajar y trabajar con una idea porque está enfocado. Lo mismo con un artista. Se llega a perder dentro de una idea. Esto es concentración. ¿Por qué se concentran tan intensamente el artista y el científico? A causa de su profundo interés.



El tratar de ver a Dios desde un área que no atrae naturalmente nuestra atención es ir en contra de los principios de la consciencia. No “usas lo que tienes” para ayudarte. Ninguno de nosotros tenemos que aprender a concentrarnos o meditar. No estaríamos aquí si no supiéramos hacerlo. Hizo falta una gran cantidad de meditación y concentración para que cada uno de nosotros construyese su cuerpo en todos los estados por los que ha pasado. Fue un esfuerzo de una gran concentración, que puede explicar por qué estamos tan encantados con nosotros mismos. La cosa que más nos interesa es nosotros mismos ¿Por qué? Bueno ¿Por qué no? Solo a través de nosotros mismos encontramos un punto focal que realmente nos va a permitir saber quién y qué somos. En tanto en cuanto cada uno de nosotros es un centro de consciencia para Dios, cuando nos concentramos, con bastante naturalidad, en nosotros mismos, nos estamos concentrando en Dios. Estamos encantados e interesados en todo lo concierne al yo. Por supuesto, el inmaduro expresa este principio de forma inmadura e incluso maligna, lo reconocemos. No obstante, las repercusiones de tal inmadurez proporcionan una percepción superior un aprendizaje paulatino.



El principio de estar vitalmente interesado en uno mismo está bien, y no hay que pensar que es indicativo de algo terrible. No se puede hacer nada al respecto. Hemos de tener ese interés en nosotros mismos o seríamos incapaces de aspirar. Ser capaces de expresarnos en el plano externo, capaces de usar nuestro vehículo, son pruebas de que tenemos una tremenda habilidad para concentrarnos. Este es solo un ejemplo; Un niño jugando muestra un alto nivel de concentración. Nació sabiendo cómo hacerlo. Todo lo que ha tenido que hacer es ir volviéndose lo suficientemente mayor como para dejar que su consciencia empezase a trabajar con ciertas ideas. Su cerebro hizo crecer un vehículo hasta el punto en que era capaz de concentrarse en cosas tales como el juego, el habla, el tacto, etc. Incluso en la niñez no hemos tenido que aprender a concentrarnos. Ya sabíamos.



Tampoco hemos tenido que aprender a enamorarnos ¿no? ¿Hay algo más concentrado que estar enamorado? La consciencia está tan enfocada y tan enfilada como nunca. Despertarse, dormirse, comer, trabajar, todo se resuelve alrededor de un pensamiento. Es un acto natural de concentración y meditación, porque cuando amamos realmente, hay una tremenda energía tras el foco total de la vida. Se convierte en una especie de meditación, especialmente para quienes tienen capacidades emocionales maduras. No tuvimos que aprender a enamorarnos, a jugar o a construir nuestros cuerpos en esta encarnación.



En un momento dado, cuando comenzamos nuestro viaje, mayormente inconsciente, desde Dios, y de vuelta a Dios con percepción consciente, “aprendimos” a juntar los materiales de sustancia cósmica para construir nuestros cuerpos en actos de concentración. Aprendimos cómo hacerlo más y más como seres auto-conscientes, y lo hemos estado haciendo durante milenios, para llegar a nuestro actual nivel evolutivo. Somos seres antiguos, cada uno de nosotros, mucho más de lo que podemos empezar a comprender, aunque aún somos manzanitas verdes en el Árbol de la Vida. Y algunas de ellas, tremendamente ácidas. No obstante, como sabéis, las manzanas ácidas maduran.



Meditación y Concentración son poderes y habilidades. Como son algo que ya tenemos, lo que necesitamos es comprenderlo para poder operar con las leyes de nuestra propia consciencia. Así podemos dirigir nuestra concentración y nuestra meditación sobre las áreas que necesitemos, para alcanzar una vida más bella, más espiritual, y la verdadera unidad con el Creador.



Entonces ¿cómo lo hacemos? Primero, hemos de tener interés. Si no, no llegaremos muy lejos por mucho que trabajemos. Nos llevará a algún sito, porque toda pequeña parte de energía empleada hace algo, no se gasta. Pero hemos de desarrollar interés para intensificar nuestras emociones concernientes a la aspiración, si queremos aprender a meditar en el sentido más importante. Esta habilidad de tener interés es importante en todos los niveles. Cuando necesitamos resolver un problema ¿nos tiene que decir alguien cómo concentrarnos? Si estamos en un lío, nuestra mente se vuelca sobre el problema, le da vueltas y vueltas, y eso lo hacemos muy bien. Examinamos el problema desde todas direcciones hasta decir: “bueno, si hago esto o lo otro, puedo resolver el problema.”



Pero ¿qué estamos haciendo? No solo nos estamos concentrando, estamos alcanzando con nuestra mente una emoción hacia una solución. Esto es meditación ¿No es sencillo? Estás llegando a una solución. El científico en busca de una solución, está meditando. Por eso tenemos la expresión “meditar sobre un problema.” Puede tratarse de algo impersonal. Si te gusta la astronomía y necesitas saber lo que pasa con cierta estrella, puedes dedicar horas y horas mirando por el telescopio, permaneciendo en el séptimo cielo, porque lo que está pasando es importante para ti. Buscar y encontrar: eso es meditación.



Así que ya ves que has estado meditando toda tu vida, y no tienes que aprender cómo meditar. Lo que tienes que aprender es a sentirte lo suficientemente interesado, que te importe tanto, como para que tu meditación se vuelque sobre las áreas relativas al auto-descubrimiento de tu verdadero parentesco con el Señor de la Vida y Su creación. ¿No es sencillo? El principio es bastante sencillo, pero la práctica no lo es, a causa de nuestros modelos de conducta. Nuestras mentes sufren el empuje de la mente racial (Ann Davies se refiere a la raza humana, no a un grupo en especial), de la mente de la masa, hacia los problemas de las necesidades materiales. Nuestras mentes han de estar enfocadas en lo externo durante ciertos períodos de la vida, o no seríamos capaces de vivir en este plano. Pero cuando permitimos que se nos empuje, suele ser el poder de la inercia el que vuelve nuestra atención hacia la esfera mundana. No obstante, nunca debemos despreciar los niveles mundanos, porque si lo hacemos, nunca llegaremos a empezar a lograr lo que aspiramos. Hemos de contemplar las áreas mundanas de la vida como expresiones del Poder de Vida que nos proporcionan la oportunidad de hacernos perceptivos en niveles de consciencia superiores.



Hacer el esfuerzo de lograr la capacidad de concentrarse y meditar en niveles que proporcionan una percepción sensorial y unos contactos superiores requiere que formemos nuevos canales, para que el agua de la consciencia no refluya por los antiguos canales de los problemas mundanos. Entonces, el agua empezará a alimentar una nueva corriente. Es como habilitar nuevos canales de riego, para que el agua fluya hacia otro campo. Esto se puede lograr trabajando con regularidad con cosas como el Tarot, y reuniéndose con un grupo con un espíritu común de mutua aspiración, como hacemos aquí. Cuando nos reunimos, hacemos una meditación mutua. Os sentáis aquí, con la mente despierta e inquisitiva, y yo hago lo mismo. Mi mente y mi consciencia también están preguntando y encontrando respuestas. En el nivel subconsciente estamos juntos, llegando a un área común. Nos damos unos a otros el poder de atraer ciertas respuestas. Esto es lo que debe hacer una clase de temas espirituales o un Servicio Dominical.



El uso de esta búsqueda, de esta meditación, no debiera limitarse a un breve período en la mañana. Lo que hemos de tratar es de llevar este espíritu de meditación a muchas más áreas de nuestra vida. Hemos de llegar a un punto en el que estemos en lo que llamaríamos casi “meditación constante.” ¿Os parece difícil? No lo es, de veras que no. No después de que hayáis aprendido a quitar las compuertas de riego. En el Tarot, se asigna a la Meditación a la Clave 17, La Estrella, y el significado de su letra hebrea es ‘anzuelo de pesca.’ Hemos hablado de encontrar respuestas. Eso es la meditación. Es pescar, pescar en las aguas de la consciencia, ideas, inspiraciones, soluciones, etc. Somos todos pescadores natos de la consciencia. Es decir, estamos buscando y encontrando. El problema es que la mayor parte del tiempo estamos buscando en los niveles subconscientes sin discriminación, así que pescamos el pez de otro. Y alguno de estos que pescamos no es comestible, por lo que conseguimos una indigestión emocional, que causa problemas y agobio. Entonces, aprendemos a pescar cuando el agua está clara y usamos el tipo de cebo adecuado para el tipo de pez que queremos. Queremos pescar en los más elevados niveles de consciencia que podamos, la percepción de que somos uno con el Yo Superior.



En el futuro descubriréis qué fácil es alcanzar ese estado superior de meditación, incluso en medio de vuestra jornada laboral. Cuando me familiaricé con esta enseñanza oculta, lo primero que decidí fue encontrar si existía una cosa tal como Dios. Era muy joven, y los jóvenes tienen mucho temperamenteo. Me senté, determinada a permanecer en ese estado de meditación inquisitiva hasta que obtuviese una respuesta. Lo que hice fue lanzar y mantener el anzuelo pescando en mi consciencia con la pregunta “¿hay Dios?” Lo hice durante una hora larga y conseguí mi respuesta. Una vibración que empezó en mis pies ascendió por mi cuerpo, y cuando alcanzó mi corazón y mi cabeza sentí un amor universal y cósmico más allá de toda expresión. Comprendí entonces que había algo en mí que nunca había nacido y que nunca iba a morir. Sin principio ni fin, como el espacio. ¿Por qué conseguí esta respuesta y por qué funcionó mi meditación? La cuestión me importaba sobremanera. Me resultaba vital tener una respuesta, era lo más importante del mundo, del universo. Por eso me interesé tanto y tenía que saberlo desesperadamente. Toda la fuerza de la mente y de la emoción ascendió con la pregunta.



Cuando trabajéis con las claves del Tarot en casa, recordad que cada una de ellas está estimulando vuestra capacidad de tener más interés. Esto es lo que finalmente os llevará a la experiencia de conoceros a vosotros mismos como siendo unos con la gloria eterna que es el Propio Dios. Cuando salgáis del Templo esta mañana, recordad que tenéis que elevar vuestra intención con una pregunta. Haced la pregunta a un árbol, a un pájaro, o a una persona, en el plano de cuestión emocional. “¿Qué eres?” “¿Qué eres?” “¿Cuál es tu relación con Dios y conmigo”? Preguntádselo a todo lo que veáis. Eventualmente, encontraréis que la meditación es una parte de vosotros mismos en todos los momentos de la vida, y lograréis algo mucho más sorprendente de lo que nunca imaginarais.



Por Ann Davis.


http://www.botaineurope.org/index.php?id=1&L=2

lunes, 7 de marzo de 2011

La educación que tenemos roba a los jóvenes la conciencia, el tiempo y la vida

Entrevista a Claudio Naranjo, psiquiatra chileno

Autor: Alberto D. Fraile Oliver

Cuando uno escucha a este psiquiatra chileno de 75 años da la sensación de estar frente al Jean-Jacques Rousseau de nuestro tiempo.

Cuenta que estaba bastante dormido hasta que en los años 60 se fue a vivir a EE.UU., allí fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en California. Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el mundo espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los introductores de Eneagrama en occidente. También bebió del budismo tibetano y el zen.

Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la investigación y a la docencia en Universidades como Hardvard y Berkeley. Ha fundado el programa SAT, una integración de la terapia Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para enriquecer la formación de profesores. En este momento está lanzando un aviso muy contundente: o cambiamos la educación o este mundo se va a pique.

-Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es la problemática de la educación y cuál es tu propuesta?

-La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.

La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida.

El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona.

-¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos?

-La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por si misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mi me parece que estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda.

-¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres exactamente?

-Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona y esta transformación está muy lejos de la educación actual.

La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico. Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos. Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.

Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los pensadores.

-A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse?

-Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron en el dominio político, unos 6000 años atrás, se instaura esto que llamamos civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón.

Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia.
La clase política no está dispuesta a apostar por la educación.

-La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de esa prisión?

-Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una cierta experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya tiene el interés en salir de la prisión de lo intelectual, es muy importante la disciplina de detener la mente, la disciplina del silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales: cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza.

-Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis ecológica que vivimos.

-Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora.

Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos más recursos de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el combustible será un desastre para el mundo tecnológico que tenemos.

La gente a la que llamamos más primitiva como los indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales y eso nos está llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con un cambio de corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo. Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del planeta.

-¿Podríamos decir que has encontrado un equilibrio en tu vida a esas alturas?

-Yo diría que cada vez más, aunque no he terminado el viaje. Soy una persona que tiene mucha satisfacción, la satisfacción de estar ayudando al mundo en el que estoy. Vivo feliz, si se puede ser feliz en esa situación trágica en la que estamos todos.

-Desde tu experiencia, tu trayectoria y tu madurez, ¿cómo procesas el hecho de la muerte?

-En todas las tradiciones espirituales se aconseja vivir con la muerte al lado. Hay que hacerse a esa evidencia de que somos mortales y creo que el que toma la muerte en serio no será tan vano. No tienes tanto miedo a cosas pequeñas cuando hay una cosa grande de la cual preocuparte más. Yo creo que la muerte sólo puede superarla uno que en cierto modo muere antes de morir. Uno tiene que morir a la parte mortal, a la parte intrascendente. Los que tienen suficiente tiempo y vocación y que llegan suficientemente lejos en este viaje interior se encuentran tarde o temprano con su verdadero ser. Y ese ser interior o ese ser lo que uno es, es algo que no tiene tiempo y que le da a una persona una cierta paz o un sentido de invulnerabilidad. Estamos muy absortos en nuestra vida cotidiana, en nuestros pensamientos de alegría, tristeza, etc… No estamos en nosotros, no estamos atentos a quien somos. Para eso necesitamos estar muy en sintonía a nuestra experiencia del momento. Esta es la condición humana, estamos viviendo hacia el pasado y el futuro, el aspecto horizontal de nuestra vida. Pero poco atentos a la dimensión vertical de nuestra vida, el aspecto más alto y más profundo, eso es el espíritu y es nuestro ser y la llave para acceder es el aquí y ahora.

A veces vamos en busca del ser y a veces nos confundimos en la búsqueda de otras cosas menos importantes como la gloria.
----------

Más información sobre Claudio Naranjo en
http://www.fundacionclaudionaranjo.com/

miércoles, 2 de marzo de 2011

LA BÚSQUEDA ESPIRITUAL

Desde siempre el hombre ha estado intentando encontrar respuesta a las tres preguntas elementales; ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Hacia dónde voy? Siempre ha buscado respuestas en diferentes disciplinas como la filosofía, las ciencias, la religión, etc., sin buscarla donde realmente están, en su interior. Sólo podemos encontrar la solución a esas cuestiones en el interior de cada uno, y la respuesta sólo vale para cada individuo, es intransferible, cada cual debe buscar la suya. Además, las respuestas van revelándose poco a poco, progresivamente, conforme nos conozcamos mejor a nosotros mismos.

Ante esto surge una nueva cuestión: cómo encontrar esas respuestas en nuestro interior, cómo buscarlas. La respuesta es: a través de una metodología que nos haga acceder a nuestra parte más profunda, lo que se ha venido llamando Ser superior o Yo superior, que no es el ser cotidiano que siempre somos, nuestra forma de ser común. Esa metodología son las enseñanzas de las escuelas ocultas, enseñanzas que hasta hace poco más de un siglo estaban veladas, reservadas a unos pocos, y en esta época se han abierto a todos aquellos a quienes interese.

Extraido de: http://circuloestudios.blogspot.com/