lunes, 1 de junio de 2009

Uno de cada tres menores de cinco años tiene el sueño alterado

Un estudio realizado en la Comunidad Valenciana por dos asociaciones pediátricas sobre los trastornos del sueño revela que niños y adolescentes duermen poco y mal. Así, uno de cada tres menores de cinco años tiene el sueño alterado y casi el 53% de los adolescentes duerme menos de ocho horas, cuando lo aconsejable son nueve.
Este trabajo, que se realizará a escala nacional, arroja otros datos preocupantes, como que un 13% de los niños se duerme en clase, casi un 30% tiene dificultades para mantener la vigilia y más de un 50% confiesa que tiene sueño durante el día. Además, hasta un 12% de los bebés de seis meses a un año duerme boca abajo, una posición desaconsejada por los pediatras por incrementar notablemente el riesgo de muerte súbita, y cada vez se duermen menos siestas, hábito recomendable para el desarrollo de los críos.
En general, se registra una mala calidad del sueño en las primeras fases de la vida, coinciden el doctor Gonzalo Pin, coordinador del grupo de trastornos del sueño de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (Sepaep), y su colega Ramón Ugarte, de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap). Y es que un 20% de los menores sufre insomnio, un 17% sonambulismo, un 10% alteraciones respiratorias o ronquidos, y un 2% apnea o síndrome de piernas inquietas.
"Es un problema de consecuencias graves tanto a nivel sanitario, como educativo, social y económico", advierten los pediatras. "Los niños con déficit de sueño tendrán problemas de desarrollo, no ganarán peso como deben y serán proclives a padecer obesidad o hiperactividad, mientras que los adolescentes que no descansan bien y se duermen en clase, tienen problemas de aprendizaje tan graves que generan déficit de atención y fracaso escolar. Los que, además, se mueven en moto -que cada vez son más- multiplican por mucho el riesgo de padecer accidentes", apunta el doctor Ugarte.
Adecuar horarios lectivos al descanso
La falta de sueño genera una dificultad de aprendizaje que se agrava con unos horarios que no contemplan los ciclos circadianos que regulan nuestro descanso "y gracias a los cuales sabemos que se aprende mejor a partir de las once de la mañana y de las cuatro de la tarde y que es muy difícil asimilar conocimientos a las ocho de la mañana", explica el pediatra Gonzalo Pin, que propone adecuar los horarios lectivos al ciclo de descanso.
"El sistema inmunitario se desarrolla durante el sueño, de modo que si no se descansa, se debilita", indica el experto. Muchos bebés casi nunca duermen las tres siestas diarias que deberían en las guarderías y centro educativos. Ocho de cada diez críos entre dos y tres años duerme una siesta al día, un 16% no lo hace y sólo un 4% duerme dos, cuando según este pediatra "privar a los más pequeños de las siestas por decreto educativo es una barbaridad".

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