«Vamos por buen camino pero la meta está aún lejana», afirma Charo QuintanaSabe que queda mucho por hacer y que los paritorios de los hospitales públicos españoles siguen viendo a la embarazada más como a una enferma que como a una mujer que va a dar a luz un niño. Pero a Charo Quintana, ginecóloga y coordinadora de la Guía Clínica de Atención al Parto y Nacimiento, le gusta ver el vaso medio lleno. Ayer estuvo en Oviedo en un curso organizado por matronas para debatir sobre la actualización del parto en la sanidad pública, que reunió en el Hospital Monte Naranco a expertas de todo el país.
Quintana habló de la necesidad de cambiar la atención al nacimiento. Se refirió casi de una revolución con respecto a las actuales maneras en que los niños son 'recibidos' en las maternidades públicas. Abogó ella y otras participantes por «atender los alumbramientos desde el punto de vista fisiológico, pero sin olvidar aspectos emocionales que son igual de importantes».
En este sentido, dijo que hay que avanzar hacia la erradicación de prácticas intervencionistas y que «la epidural está muy bien para quien la quiera y la demande». En la otra acera, dijo, está el parto fisiológico o natural, donde «hay que acompañar a la mujer en función de sus tiempos y sus necesidades». Las parturientas deberían poder pasear mientras dilatan, disponer de una habitación individual con ducha y bañera para darse baños calientes de inmersión. Estar acompañada por quien ella desee, sea o no su pareja y gozar de total intimidad. No ser rasurada ni sometida a enemas. Tampoco a episotomías, ni a la colocación de suero ni ser monitorizada de forma permanente. Mucho menos que le inyecten oxitocina para acelerar el parto.
¿Dónde se puede dar a luz así? En la sanidad pública, «en muy pocos hospitales», indicó Quintana, quien cree, no obstante que «vamos por buen camino, aunque la meta está aún lejana».
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