viernes, 26 de junio de 2009

Durante el parto uno de sus dos hijos gemelos sufrió lesiones cerebrales

Los daños de mi hijo no prescriben, van a peor

Una madre recurre una sentencia del TSJA que desestima por defecto de plazo su denuncia contra el Sespa por una presunta «negligencia». Durante el parto uno de sus dos hijos gemelos sufrió lesiones cerebrales
«Cristian tiene pupas en la cabeza, porque no respiraba al nacer». Luis, de cinco años y medio, explica a su manera la parálisis cerebral -encefalopatía hipósico quística- que sufre su hermano gemelo, del que apenas le separan treinta minutos de vida pero entre los que media todo un abismo. Mientras uno, parlanchín, corretea por la sala y juega a retorcer las articulaciones de un 'Transformer' de juguete, el otro, sentado sobre las rodillas de su madre, tan sólo logra agitar sus brazos, nervioso, mientras el fotógrafo le enseña las fotos que acaba de hacerle. «No habla más que cuatro palabras, le tengo que dar de comer y de beber, no sabe sentarse y ni de lejos puede caminar, lleva pañal y para bañarle me tengo que meter con él dentro del agua. Es como si fuera aún un bebé», explica su madre, Trinidad Cañete.
La causa del estado de Cristian se remonta al día en que nació en Cabueñes, el 24 de octubre de 2003. Entonces las complicaciones del parto gemelar, asociadas a una presunta «negligencia médica» -siempre según la denuncia presentada por su madre-, derivaron en una anoxia, o falta de oxígeno, que hicieron que el segundo gemelo, extraído con ventosa, naciera clínicamente muerto. Sobrevivió, pero las secuelas le mantienen hoy con una discapacidad del 85%, incapaz de valerse por sí mismo.
Tras asumir la situación de su hijo, Trinidad y su marido decidieron demandar al Sespa al entender que los médicos que atendieron el parto habían prestado una asistencia inadecuada por no realizar una cesárea después de que el primer gemelo, Luis, naciera ya con un cuadro leve de falta de oxígeno. Según la denuncia, esta «negligencia» supuso que Cristian permaneciera durante 40 minutos dentro del útero sin control de bienestar fetal. Han tenido que pasar cuatro años desde el inicio de su particular lucha legal para obtener una respuesta del juez: «La acción ha prescrito».
Lejos de dilucidar si existió o no negligencia por parte de los médicos, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), se limita a desestimar la demanda de los padres de Cristian -que reclaman una indemnización de 952.192,76 euros- por un defecto de forma en los plazos. Trinidad y su marido presentaron una reclamación de responsabilidad patrimonial contra la Consejería de Salud el 21 de noviembre de 2005, una fecha que el tribunal considera «tardía» tomando en cuenta la fecha en la que salió del hospital, el 19 de noviembre de 2003.
Cuestión de interpretación
Todo se limita, no obstante, a una cuestión de interpretación. Según la sentencia, el daño que sufre el pequeño es «permanente» y ya se conocía en el momento en que recibió el alta. «En el informe del servicio de pediatría ya se recoge la encefalopatía hipósico isquémica y el diagnóstico de asfixia neonatal grave, con una hoja de recomendaciones. Todos los padecimientos y secuelas están concretados». Sus padres y el Defensor del Paciente, sin embargo, aseguran que se trata de un «daño continuado», que va evolucionando con el tiempo y cuyas consecuencias no se podían prever entonces. En este caso la ley se pondría de lado de los demandantes, ya que la acción no prescribiría.
«Es una decisión que ni si quiera nos planteábamos», se lamenta Trinidad Cañete. Preparada para asumir la noticia, si se hubiera dado el caso, de que el tribunal daba la razón al Sespa, la desestimación de su demanda la descoloca por completo. «No pueden decir que ha prescrito, cuando los problemas de mi hijo van cada vez a peor». Para apoyar su afirmación muestra los datos del último informe médico redactado sobre su hijo: han aumentado las convulsiones, se han agravado los problemas respiratorios con bronquitis y neumonías, han aparecido problemas digestivos, ha perdido tono muscular, presenta alteraciones en la columna, aumenta la escoliosis...
Ahora a los padres de Cristian sólo les queda la opción de un recurso que ya han empezado a tramitar pero que puede tardar años en dar sus frutos. Dos para saber si se admite, y cuatro más para dictar sentencia. «Ahora ya había pasado un año desde que se celebró el juicio hasta que me notificaron la sentencia. Lo que no tiene ni pies ni cabeza es que me digan ahora que la negligencia ha prescrito, en lugar de haberlo hecho cuando se admitió a trámite. Nos hacen perder tiempo y dinero».

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