miércoles, 25 de febrero de 2009

Programar la cesárea es nocivo para la salud respiratoria del bebé

Utilizar el bisturí para adelantar el parto cuando no hay un motivo médico cuadruplica la tasa de problemas respiratorios del recién nacido, según un estudio

Por ISABEL PERANCHO

Sanidad ha diseñado un plan para reducir la tasa nacional de cesáreas. / EL MUNDO
Si se está planteando adelantar la llegada de su bebé y someterse a una cesárea programada sopese cuidadosamente con su ginecólogo si existe una razón médica de peso que aconseje un parto quirúrgico. Y, si finalmente optan por esta intervención, retrásenla todo lo posible.Es la recomendación que lanzan los autores de una investigación que acaba de concluir que los problemas respiratorios se multiplican en los bebés nacidos mediante cesáreas electivas, es decir, realizadas antes de salir de cuentas sin una indicación clara, en comparación con aquellos alumbrados vaginalmente o por una cesárea de urgencia una vez iniciado el parto.Los motivos últimos de este fenómeno se desconocen pero, según el trabajo que publica esta semana la edición on line del British Medical Journal, las complicaciones asociadas a la cesárea programada podrían atribuirse a la ausencia de la actividad hormonal y los cambios fisiológicos que se desencadenan durante el parto. Cuando éste se produce de forma espontánea, el feto responde a la rotura de las membranas con un aumento del nivel de catecolaminas, moléculas que estimulan la liberación de surfactante, una sustancia esencial para que la función respiratoria del neonato sea correcta.Este mecanismo no se produce si la cesárea se lleva a cabo antes del inicio del parto. De hecho, otros estudios han demostrado niveles más bajos de catecolaminas y cambios en la función pulmonar en bebés alumbrados mediante bisturí respecto a los nacidos de forma natural.El nuevo estudio revisó los datos de 34.000 bebés sanos, nacidos con una edad gestacional de entre 37 y 41 semanas, y comparó la salud respiratoria de los llegados mediante cesárea programada y aquéllos previstos para parto vaginal (incluidos los que finalmente nacieron gracias a un corte abdominal practicado de urgencia). Tras descartar algunos factores maternos que pueden provocar alteraciones respiratorias en los neonatos (la edad, el peso, el consumo de tabaco o alcohol...) se comprobó que la tasa de problemas pulmonares (distrés, hipertensión pulmonar persistente, taquiapnea transitoria u otros más graves que requieren respiración asistida) se incrementaba cuanto más se adelantaba la cesárea y se reducía si se dilataba el paso por el quirófano.Así, en comparación con los niños nacidos de forma espontánea, el riesgo se cuadriplicaba si la cirugía se practicaba en la semana 37 de gestación (10% respecto a 2,8%), se triplicaba en la 38 (5% respecto a 1,7%) y todavía se duplicaba (2,1% frente al 1,1%) aunque se aguantara hasta la 39. El efecto nocivo de la cesárea se mantuvo, y se detectaron pequeñas diferencias en contra de esta opción, incluso al analizar de forma aislada los embarazos considerados de bajo riesgo.
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La recomendación de los autores es clara: es preciso informar a las mujeres de la existencia de estas complicaciones, ya que, en ocasiones, son ellas mismas las que demandan la cirugía. En el estudio, realizado en Dinamarca, 788 mujeres adelantaron su parto por decisión propia. Y hacen también un llamamiento para retrasar en lo posible el momento de la cesárea, ya que, aún posponiéndola a la semana 39, hubo un aumento del riesgo. Los resultados de este estudio se suman a los de otros que han ido dando cuenta de que la incisión abdominal no es una forma benigna de dar a luz, ni para la madre ni para el recién nacido, salvo que exista una indicación clara (sufrimiento fetal grave, sangrado vaginal severo, rotura uterina, muerte materna...).Hace unas semanas, otro trabajo publicado en la misma revista, que analizó más de 97.000 partos (34% por cesárea y 66% vaginales), concluía que el uso del bisturí de forma electiva no sólo duplicaba el riesgo de que la madre sufriera complicaciones y falleciera, sino que incrementaba la mortalidad en el feto, salvo que viniera de nalgas. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el número de cesáreas no debería rebasar el 15%, naciones como Australia y EEUU rondan el 30%, y España exhibe una cifra similar.

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