Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Bristol en el Reino Unido ha llegado a la conclusión de que los bebés nacidos durante el verano y a principios del otoño serán más fuertes y más altos que otros nacidos en primavera o invierno.
La razón está en la preciada fuente de vitamina D, el sol, que las madres habrían recibido en mayor cantidad. La mayor exposición al sol de las mujeres favorece la absorción de vitamina D, esencial para el desarrollo y crecimiento óseo. Los resultados se obtuvieron al cotejar los datos de 7.000 niños británicos nacidos a incipios de los 90 y comprobar que la media de altura y de fortaleza era mayor en los chicos nacidos en esta época de año.
De todas formas, las diferencias son mínimas, pues hablamos de que estos chicos nacidos durante los meses de verano y otoño son medio centímetro más altos que sus contemporáneos.
El estudio tuvo en cuenta los datos meteorológicos de esos años pacra determinar el grado de exposición al sol que las madres pudieron recibir en el último trimestre del embarazo, y también se repasaron los datos sobre los niveles de vitamina D en la sangre de 350 madres en la semana número 37 de gestación.
Este estudio forma parte de un proyecto más amplio, conocido como Estudio Longitudinal Avon de Padres e Hijos (ALSPAC por sus siglas en inglés) o “Niños de los 90”, al que se apuntaron 14.000 mujeres embarazadas del Reino Unido en 1991 y 1992, y que hace un estrecho seguimiento de estas familias desde entonces.
De cualquier modo, recordamos que para la mujer embarazada es bueno tomar el sol con precaución para evitar otros poblemas, no vayamos a pensar ahora que será bueno tostarnos al sol para que nuestros hijos sean un poco más altos…
La razón está en la preciada fuente de vitamina D, el sol, que las madres habrían recibido en mayor cantidad. La mayor exposición al sol de las mujeres favorece la absorción de vitamina D, esencial para el desarrollo y crecimiento óseo. Los resultados se obtuvieron al cotejar los datos de 7.000 niños británicos nacidos a incipios de los 90 y comprobar que la media de altura y de fortaleza era mayor en los chicos nacidos en esta época de año.
De todas formas, las diferencias son mínimas, pues hablamos de que estos chicos nacidos durante los meses de verano y otoño son medio centímetro más altos que sus contemporáneos.
El estudio tuvo en cuenta los datos meteorológicos de esos años pacra determinar el grado de exposición al sol que las madres pudieron recibir en el último trimestre del embarazo, y también se repasaron los datos sobre los niveles de vitamina D en la sangre de 350 madres en la semana número 37 de gestación.
Este estudio forma parte de un proyecto más amplio, conocido como Estudio Longitudinal Avon de Padres e Hijos (ALSPAC por sus siglas en inglés) o “Niños de los 90”, al que se apuntaron 14.000 mujeres embarazadas del Reino Unido en 1991 y 1992, y que hace un estrecho seguimiento de estas familias desde entonces.
De cualquier modo, recordamos que para la mujer embarazada es bueno tomar el sol con precaución para evitar otros poblemas, no vayamos a pensar ahora que será bueno tostarnos al sol para que nuestros hijos sean un poco más altos…
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