jueves, 19 de marzo de 2009

Parto en agua: Un parto diferente

Dar a luz en agua permite mayor relajación muscular, lo que favorece la dilatación para que nazca el bebé
El susurro que produce el agua tranquiliza y cuando está caliente provoca en el cuerpo una sensación relajante, nada más propicio para dar a luz que este ambiente. El parto en agua da a la madre la oportunidad de elegir cómo quiere parir, sin intervenciones agresivas, a su propio ritmo.

"Es un método totalmente seguro tanto para la madre como para el bebé, que favorece la transición del recién nacido desde el seno materno hacia el mundo exterior, en un ambiente tranquilo y lleno de amor", comenta Gabriela Zebadúa, instructora en psicoprofilaxis perinatal. Además de que esta técnica fortalece la relación entre padres e hijos, porque cuando el papá se involucra desde los primeros meses de embarazo y participa durante el trabajo de parto, se crean lazos afectivos más fuertes en la familia. "Y no sabes qué importante es para el bebé que su mamá y su papá puedan tocarlo antes que el ginecólogo", asegura la integrante de la Asociación Nacional de Instructoras en Psicoprofilaxis Perinatal (Anipp)
En los partos donde los médicos tienen el control absoluto de la situación, se ignoran las necesidades de las mamás. Se les administra suero forzosamente, no tiene elección de posición, y muy pocas veces se salvan de la episiotomía.
"Aquí no pasa eso, no hay ayuno ni tampoco bloqueo, porque el agua les calma la sensación de dolor, les relaja los músculos y favorece la dilatación; además de que la verticalidad ayuda a que el bebé descienda de manera suave y evita desgarros", explica Zebadúa. El agua en la tina se encuentra a una temperatura de entre 36 a 37 grados, que es la que tienen los niños dentro del útero, para no exponerlos a un cambio brusco y permitir que sigan respirando un par de minutos más a través el cordón umbilical antes de cortarlo.

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