martes, 15 de diciembre de 2009

La buena matrona da confianza y sabe dónde llegar sin arriesgar

Medicación sencilla y amor eterno devuelven la salud al niño enfermo'. Así rezaba el cartel que acompañaba a una fotografía muy maternal y que Prisca Guerrero observaba embelesada cuando era niña cada vez que visitaba el ambulatorio. Afloró entonces su vocación de matrona, una profesión que ha sido «muy gratificante» para ella y de la que, pese a que le ha llegado la hora de la jubilación, no piensa desvincularse. Lleva 45 años asistiendo a embarazadas y afirma haberse emocionado en cada parto, con cada criatura recién nacida. A su juicio, la buena matrona, como decía su profesor, «es la que da confianza a la mujer y sabe hasta dónde puede llegar sin arriesgar». Ahora, su mayor satisfacción sería que «mi trabajo haya sido útil porque Elche me lo ha dado todo».

-¿Cuándo empezó en la profesión de matrona?

-Llegué a a Elche el 16 de noviembre de 1964. Mi primer parto lo atendí esa noche. Después de estudiar ATS pasé a hacer la especialidad en Madrid. Tenía varias ofertas de trabajo y no conocía Elche. Soy de un pueblo de Albacete. Pensé venir por la cercanía y si no me gustaba volverme a casa en Navidad. Llevo aquí 45 años, aquí me casé, tuve a mis hijos y tengo a mi nuera y a mi nieto. La población de Elche es superacogedora.

-¿Dónde fue destinada?

-A la clínica de la beneficencia de la Caja de Ahorros, lo que es actualmente Ciudad Jardín. Entonces se asistían partos de beneficencia y otros privados. El director era entonces Bonete y Tomás Martínez, el subdirector.

-Qué recuerdos guarda de aquella época?

-Tengo muchos y buenos. Más tarde me trasladé al Hospital de Alicante y cuando abrieron el de Elche, volví. Ha sido como mi casa. Todo el equipo te apoya y puedo decir que mi trabajo ha sido una parte muy importante de mi vida.

-¿Cuántos partos ha atendido en su dilatada trayectoria?

-Creo que muchos, pero no he tenido la curiosidad de contarlos. Pero sí puede asegurar que en todo este tiempo he llegado a asistir a dos generaciones, madres e hijas.

-¿Le viene a la mente alguna anécdota?

-Por ejemplo, una mujer a la que atendí, Maruja, a la que entonces no conocía, me hizo madrina de sus dos hijos, Mari Enma, a la que también he asistido en los partos que ha tenido, y Luismi. Y sigo teniendo mucha relación con ellos.

-¿Qué hace falta para ser una buena matrona?

-La buena matrona es la que da confianza a la mujer y sabe hasta dónde llegar sin arriesgar. Mi profesor decía: no os hagáis las valientes. La salud del bebé y de la madre es lo más importante y a mí nunca me ha gustado arriesgar.

-¿Cómo vivía los partos?

-Es un trabajo muy gratificante. Estás ayudando a nacer a un ser humano y ves cómo respira. Es muy difícil no emocionarte. Yo lo he hecho en cada uno y estableces un vínculo muy importante tanto con el bebé como con los padres. Ahora el no va más fue ver nacer a mi nieto, Carleto. Asistió el parto el doctor Alfredo Milla. Por otro lado, también he atendido muchos partos a domicilio y han sido experiencias maravillosas.

-¿Eran más arriesgados?

-La mujer era como mejor estaba, en su ambiente. Vivía, además, lo más bonito que era ver nacer a su hijo. Hubo una época que la moda era administrar anestesia general a la madre una vez había dilatado. Ello suponía que no estaba consciente en el momento del nacimiento y se perdía la vivencia de ese momento.

-Ahora se está apostando en los hospitales por partos más naturales, no tan intervencionistas...

-Ha habido mucho cambio en sentido positivo. Este tipo de anestesia suponía que los partos fueran más intervencionistas, luego ha habido otras modas y ahora son las matronas las que están apostando por el parto natural. La mujer se está concienciando más de que es la protagonista y de que va a dar lo mejor que tiene. Ha cambiado la mentalidad.

-¿Hay que tener miedo al parto?

-La comunicación de la madre con el hijo durante el embarazo y en el parto, hace que todo sea más fácil. Hay una frase que dice: es más difícil nacer que parir. Es importante que la madre acompañe a su hijo durante el parto y que viva cada momento. Que respire bien para que el bebé tenga oxígeno y que invite al bebé a salir. Si la madre está con su bebé y dispuesta a dar lo mejor de ella, el éxito será total.

-La preparación al parto es otra de las fases que también ha cambiado, ¿no?

-Se ha enfocado de otra manera. La comunicación con el hijo es vital y el bebé responde a esta estimulación. A la pareja también le une mucho. Tanto el embarazo como el parto refuerza ese vínculo. Por otro lado, la lactancia materna es preciso apoyarla y que se informe a las madres en los talleres que se realizan en los centros de salud.

-Esa relación cuando el bebé aún está en el seno materno, ¿influye en su desarrollo?

-Eso está demostrado. Aseguran que son niños más seguros y siempre mantienen ese vínculo. El doctor Aguirre también decía que los niños que hacían la recuperación posparto con sus mamás y las oían cantar mientras los masajeaban eran niños amantes del deporte y de la música. Se decía que ninguno tiene contacto con las drogas.

-Además de ejercer en el Hospital también ha estado en otros centros de salud.

-Sí, en casi todos. Estuve en Altabix cuando se abrió, más tarde en Pemán, en San Fermín y he terminado en El Raval. En todos ellos he trabajado con gente maravillosa. También el apoyo de los tocólogos en el control de los embarazos ha sido fundamental para trabajar con mayor seguridad.

-¿De verdad quiere colgar la bata?

-No quiero desvincularme del todo. El 1 de octubre fue la fecha oficial de jubilación, pero pienso colaborar con mis compañeras de alguna forma. Eso sí, cuando pase lo de la gripe A, que haya más tranquilidad.

-¿Alguna vez se ha sentido cansada de ejercer la profesión?

-Nunca. Aún voy al trabajo con ilusión y eso es un privilegio. Hice una carta de agradecimiento a mis compañeras. Quisiera que mi trabajo hubiera sido útil a esta población de Elche a la que tanto amo y debo.

-En el Hospital de Elche la epidural aún no está generalizada. ¿Deebería ofrecerse a todas las parturientas?

-A veces la epidural es la solución para que un parto se natural. Depende de que la madre quiera y de que los profesionales consideren oportuno administrarla.

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