viernes, 28 de mayo de 2010

¿Por qué nos cuesta tanto aprender inglés?

Si cuando somo pequeños aprendemos nuestra lengua materna (que puede ser una o varias) de forma natural y sencilla, ¿cómo es posible que de adultos, época en que teóricamente somos más inteligentes y capaces, la mayoría de nosotros seamos unos negados para las lenguas?

En estudios relativamente antiguos se demostró que el recién nacido a los 4 días de edad es capaz de diferenciar el idioma en el que le hablaba su madre en el vientre materno del resto de idiomas extranjeros. El estudio en cuestión fue más allá, y demostró que neonatos franceses se alimentaban de las mamas de su madre de forma más enérgica cuando se les hablaba en el idioma materno que cuando se dirigían a ellos en ruso.

También se sabe que a los siete meses un bebé reconoce los sonidos más comunes del lenguaje perteneciente a su idioma, y que al año de edad puede asociar sonidos y significados de los mismos.

Es a los 18 meses el momento más prolífico en este sentido: pueden aprender una palabra cada dos horas, de manera que 6 meses después ya conocen entre 1000 y 2000 palabras. Por lo tanto, época ideal para aprender idiomas.

De acuerdo: Los niños aprenden idiomas como esponjas: Absorbiendo y almacenando de forma intensa y eficaz. Pero, ¿cómo es que los adultos (muchos de nosotros) somos tan negados en un terreno que es capaz de hacer un niño chico de forma tan rápida y sencilla?


¿Por qué nos cuesta tanto aprender inglés?

La explicación, evidentemente, es un tanto más compleja. Y hemos llegado a ella a través de dos estudios interesantes y muy didácticos: El realizado por el equipo de Patrick Wong, de la Universidad de Northwestern en Chicago, y publicado en la revista 'Cerebral Cortex' en 2007, y el más clásico, realizado por el Dr. Karl Kim y diversos colaboradores de la Universidad de Cornell (Nueva York), y publicado por la revista 'Nature' en julio de 1997.

En esencia, en el primero de ellos se observaba que cuanto mayor fuera una región determinada del cerebro (el área de Heschl) mayor capacidad tenía la persona para asimilar vocablos nuevos desconocidos hasta ahora. Y en el segundo de los estudios llegaban a la conclusión que todo idioma aprendido durante la infancia, ya fuera uno o más, era almacenado en un área concreta del cerebro.

Y si aprendemos un segundo idioma, pero esta vez en la edad adulta, se almacena en una zona cerebral diferente, menos plástica y capaz. El motivo es que la región cerebral encargada de interpretar el idioma materno no es capaz de adaptarse a la nueva lengua aprendida. El cerebro, por tanto, se ve obligado a destinarle una nueva región a esa segunda lengua, cosa que dificulta la asimilación de dicho idioma.

De todas formas, sé que muchos de ustedes estarán pensando: "A mi no hay lengua que se me resista". Pues bien, pónganse a prueba con el siguiente test, que valora la capacidad que usted presenta de cara a asimilar nuevas lenguas. ¿Se animan a probarlo?

Por el Dr. Francisco Marín Atención Primaria

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