miércoles, 18 de noviembre de 2009

Tantra, sexualidad sagrada

Les ofrecemos un extracto del libro Concepción, Embarazo y Parto a Luz del Ocultismo, referente al tema de la sexualidad. Espero les guste.

En nuestra cultura occidental, especialmente desde que la religión cristiana se hizo con el monopolio de las creencias, el sexo se demonizó asociándolo con lo negativo, lo pecaminoso, lo mundano y todo lo contrario a la espiritualidad o lo sagrado, y tan sólo se veía lícito su uso con fines procreativos. Sin embargo el pueblo practicó el sexo para satisfacer sus apetitos a pesar de las promesas condenatorias para quienes lo hicieran, asociándose a su práctica un sentimiento de pecado y de culpa que aun hoy arrastra nuestra sociedad.

En el lejano Oriente, concretamente en la India, ocurría todo lo contrario, el sexo como cualquier otra actividad de la vida era experimentado de manera consciente, y el fruto de esa experiencia se dedicaba a acercarse más a la divinidad. Cualquier acto de la vida debía vivirse intensamente desde las prácticas religiosas, pasando por el trabajo, el ocio y cualquier actividad doméstica, sacando de ellos toda la experiencia posible. No existía nada negativo, el único mal era no vivir con consciencia.

Pero en concreto el acto sexual se convirtió en toda una vía de misticismo, con complicados rituales y protocolos preparatorios. A este camino en la India se le llamó Tantra, que significa unión. Y ese es el objetivo de este camino, enlazar la materia con el espíritu, lo que está abajo con lo que está arriba, y en esa unión transformarse en algo nuevo, de ahí que en la iconografía tántrica se encuentre plagada de referencias a la muerte y a su diosa Kali, pues la muerte es el paso necesario para un nuevo nacimiento o nuevo estado. Si bien el acto sexual tántrico se divide en dos tipos dependiendo de su objetivo. El primero, el procreativo, aquel que tiene por fin concebir y perpetuar la especie. El segundo objetivo es despertar las fuerzas creativas que cada ser humano tiene dormidas, que se denomina Kundalini y esta fuerza a su vez despierta los centros psíquicos o chacras. Si bien ambos tipos de relación se realizan de igual modo, con la misma carga emocional y de consciencia, pero su objetivo final no es el mismo.

En las escuelas tántricas existía todo un protocolo para las parejas que se iniciaban en sus prácticas. El primer paso era que el individuo conociera profundamente su cuerpo, y que desde luego no sintiera vergüenza o miedo de ninguna parte de él. Luego de que cada miembro de la pareja se conociera, tenían que conocer el cuerpo del otro, las primeras semanas el conocimiento era sólo visual, y cuando el maestro o Gurú reconocía que la pareja tenía la suficiente pureza de mente y alma comenzaban a tocar sus cuerpos, explorándolos, sintiendo la energía que circundaba por ambos. Cabría destacar que cada vez que sentían un impulso sexual se les enseñaba a transmutarlo, fundamentalmente con técnicas respiratorias y mantras, con el doble fin de eliminar toda pasión animal a la vez que sublimaban la energía sexual, la cual posee el poder de crear la vida, canalizando esa energía con el fin de crear o reconstruir su alma. Después se pasaba al coito; éste comenzaba de manera lenta, suave, viviendo cada movimiento, cada contacto. Luego se iban entrenando en diferentes posturas, cada una de ellas con un fin, como podía ser desde la curación de un órgano del cuerpo o el desarrollo de alguna faceta espiritual. Pasado bastante tiempo de práctica, se producía el éxtasis, una percepción en la que se sentían ambos como un solo ser, y en el que experimentaban la conciencia divina. También aprovechaban la energía que se iba liberando para eliminar o transformar algún defecto, trauma, o problema ya fuera individual o común de la pareja. Hay que resaltar que en esta forma de sexualidad la mujer pasa a ser un elemento activo, y en muchos casos es ella quien marca la pauta, el ritmo en la relación. Y lo más importante es que la búsqueda del éxtasis es común, los dos disfrutan de esta experiencia, eliminado el machismo que ha predominado en el sexo desde siempre.

Estas técnicas se practicaron desde hace milenios y se extendieron por el resto de oriente, en China se conocen como Alquimia Taoísta, y configuran todo un sistema especialmente enfocado a la salud y la prolongación de la vida. En el budismo tibetano se convirtió en todo un camino de iniciación esotérica, y se pueden apreciar cientos de imágenes de dioses, diosas y budas en posturas sexuales simbolizando diferentes grados de unión con la divinidad.

Pero también en occidente existió este conocimiento sólo que oculto, reservado a los ojos inquisitivos de las religiones, y muchas veces su iconografía se podía encontrar en forma simbólica en las propias iglesias y catedrales. Pero fundamentalmente es en la tradición Alquímica donde podremos encontrar mayores referencias, en los grabados de varios tratados como el Mutus Liber o el Vidriarium Quimicum donde se pueden apreciar escenas semi-eróticas en las que al final se llega a la creación de un ser con ambos sexos como símbolo de la unión profunda e íntima de la pareja y de la realización final de la alquimia, la creación de una nueva sustancia, el elixir vitae, también llamado elixir de la larga vida o piedra filosofal, aquélla que curaba las enfermedades y prolongaba la salud y la vida.

Pero además existen en occidente otras tradiciones donde encontramos principios similares a los tántricos, por ejemplo la tradición hebrea. Para ellos la sexualidad también es un medio de llegar a Dios, y cuentan con complicados rituales para la ejecución del acto sexual, de hecho un requisito básico para ser rabino es estar casado, como símbolo de que se trabaja con las fuerzas creadoras, estando así en contacto con la divinidad. También en el Islam, especialmente entre los sufíes y derviches se considera el sexo como un camino hacia la experiencia divina.

Pero a pesar de que el cristianismo hizo su cruzada contra el sexo, primero entre el clero y luego hacia todos los creyentes, no fue así desde los albores de esta religión. Lo primero es que casi todos los evangelistas estaban casados, incluyendo a San Pedro, el primer Papa. Las prohibiciones al clero hacia el matrimonio aparecen a partir del año novecientos de nuestra era, antes de eso lo normal es que estuvieran casados, y de hecho sólo el catolicismo obliga al celibato, el resto de congregaciones cristianas como la ortodoxa, la copta, veterocatólica, etc., no lo hace. Pero si estudiamos la gnosis, rama esotérica del cristianismo de los primeros siglos de nuestra era, y sus evangelios como el de Tomás, María Magdalena o el de Felipe, podemos leer claramente como el sexo no es algo negativo, sino que el propio Jesús exhorta a su práctica con espíritu de pureza como un medio más para llegar al padre. Pero en la propia concepción de Jesús, realizada por obra y gracia del espíritu santo, se nos habla de una concepción producida con pureza, con amor divino, de la cual surgió un ser evolucionado y puro, con un nivel de consciencia superior a lo normal, tal como enseñan los textos tántricos y taoístas a la hora de concebir desde una óptica espiritual.

Pero siquiera que en la tradición occidental lo referente a la sexualidad sagrada quedó en deposito de unos pocos iniciados y en grupos de carácter esotérico, especialmente por las persecuciones y rechazo de que fue objeto, se tubo que esperar a la segunda mitad del siglo XX para que se tradujeran los textos clásicos del tantrismo y el taoísmo, dándose a la luz en occidente, teniendo desde el primer momento una aceptación notable en nuestra sociedad. Hoy son muy comunes en cualquier librería libros que aborden esta temática, e incluso se ha caído en que el mercado editorial aprovecha el tirón del tema para publicar obras sobre sexualidad que responden a cualquier argumento menos al tantrismo.

Quizá esta nueva forma de amar más pura, más sublime y espiritual nos ayude en occidente a erradicar los sentimientos de culpa e ignorancia en torno al sexo, y equilibrar el otro lado de la balanza ya que después de casi dos mil años de cruel represión se ha caído en el libertinaje irresponsable en el que se puede perder toda posibilidad de vivir una sexualidad al servicio del amor.

Extraido del libro Concepción, embarazo y parto a la luz del Ocultismo, Editorial Creación.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ES INTERESANTE CONSIDERAR LA AFINIDAD CON EL CONCEPTO OCCIDENTAL OCULTO DE LA CONCEPCIÓN INMACULADA, CONCEPTO ESTE AUN NO BIEN COMPRENDIDO POR SER PATRIMONIO DE SERES QUE YA LOGRARON UN MAS ELEVADO NIVEL DE CONCIENCIA RESPECTO DEL PROMEDIO ACTUAL DE OCCIDENTE

Anónimo dijo...

Es muy cierto lo que dices. Creo que lo importante es ser conscientes de lo que significa la concepción en el momento mismo de engendrar, con ello imprimimos Amor en el futuro ser desde el momento mismo de su concepción.